Seguro que has experimentado en primera persona cómo en algunas viviendas el calor del verano se vuelve insoportable, pareciendo que se cuela y no se va nunca, pero por el contrario, en invierno tenemos la sensación de que este se escapa enseguida y el frío se apodera de todo. Para evitar eso, se puede garantizar la cantidad de luz solar y temperatura que entra en un edificio, tan solo controlando la orientación de los ladrillos en la construcción de los muros. Esta es una gran innovación que ha llegado desde Múnich (Alemania).
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