Hay una antigua historia china que nos invita a reflexionar sobre el arte y, más aún, sobre la naturaleza humana:
En la corte de un príncipe chino, un pintor de renombre fue interrogado por el monarca:
—¿Qué es lo más difícil de pintar?
El artista, tras un breve suspiro, respondió:
—Perros, gatos, caballos y otros animales similares.
El príncipe, intrigado, insistió:
—¿Y lo más fácil?
El pintor, con una mirada serena, respondió:
—Fantasmas, monstruos y dragones.
El príncipe, desconcertado, le preguntó por qué, y el artista explicó:
—Todos vemos con regularidad perros, gatos y caballos. Sus movimientos y características son familiares a nuestros ojos, y cualquier error al retratarlos se nota de inmediato. Por eso son tan difíciles de pintar. En cambio, los fantasmas, los monstruos