El Palacio de Monterrey es uno de esos edificios que no necesita carta de presentación en Salamanca. Levantado a partir de 1539 por orden del III conde de Monterrey , es uno de los máximos exponentes del plateresco español y un icono urbano.

Su silueta con sus características torres, la galería superior de arcos renacentistas y la decoración minuciosa en ventanas lo convirtieron en una obra admirada que inspiraría seguiría a arquitectos y mecenas.

Uno de esos admiradores fue don Ramiro Núñez de Guzmán, que en 1577 decidió levantar en León un palacio para su linaje. Encargó el proyecto a Rodrigo Gil de Hontañón , el mismo arquitecto que ideó Monterrey junto a fray Martín de Santiago, y no es difícil ver las semejanzas que inspiran ese pensamiento de un parecido razonable: f

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