El jiu-jitsu significó para Diego Lopes la puerta de entrada a las artes marciales mixtas y su camino para convertirse en ídolo del octágono. Esta disciplina le fue inculcada por su familia, y desde corta edad mostró mucho talento para salir con la mano en alto.

Con el respaldo de su entorno, el nacido en Manaos, Brasil, impuso su calidad en las competencias locales, ganándose el respeto de los fanáticos y un lugar destacado en los deportes de contacto.

El camino no fue nada sencillo para el brasileño, quien fue instructor en un gimnasio en México. “Empecé desde los cinco años con el jiu-jitsu y a los siete comencé a competir. Llevo 25 años involucrado en los deportes de contacto y ahora, en la UFC, estoy disfrutando el proceso. Siempre tuve el deporte presente desde muy pequeño. Mi papá

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