Se acaba de presentar ChatGPT 5, el chatbot de OpenAI, quizá el más popular entre los usuarios, una prueba más de que la inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse y de que su avance es imparable, con sus aplicaciones para lo bueno (medicina, meteorología, transporte, etcétera), pero también para lo malo, por las dimensiones éticas que puede conllevar y por la posibilidad de un uso perverso de esta tecnología.

Mientras tanto, en todas las redes sociales se puede ver a usuarios interactuando con su IA, haciéndole preguntas para conocer qué ha pasado en una polémica, quién lleva razón, para buscar información o simplemente para tratar de que el chatbot se moje y muestre algún tipo de ideología, como se hace constantemente con Grok, la IA de X.

Por qué es grat

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