Si algo tienen en común los siete relatos que integran Querer es perder, de la escritora Salomé Esper (Jujuy, 1984), es un tránsito a veces sutil y progresivo, y otras veces tan repentino como inesperado, que lleva de una situación cotidiana, familiar, rutinaria, a otra que le abre la puerta a lo fantástico, a lo extraño o a lo abiertamente disparatado.
En uno de los cuentos del libro, la voz narradora dice: “No hay un límite, todo se pierde, se pierde antes de terminar de ganarlo, se pierde solo por desear, este es un mundo de perdedores convencidos de que hay que ganar”. La frase remite, por un lado, al título del volumen (que equipara querer con perder al modo de una ecuación de la que no puede escaparse), pero por el otro, también puede ser leída como clave de varios de los relatos, y