Los argentinos conocemos con lujo de detalles los primeros años de servicio a la patria del general San Martín . Evocamos con precisión al combate de San Lorenzo, obra gloriosa pero minúscula comparada con la titánica misión que culminó en el lejano Guayaquil.
Sabemos del épico cruce de los Andes, la victoria en las cuestas de Chacabuco, el desalentador revés de Cancha Rayada y el triunfo del ejército argentino-chileno en los llanos de Maipú.
Pero para la memoria nacional, la imagen del general se desdibuja durante la campaña del Perú , la más complicada de sus tareas, que lo llevó al glorioso momento de declarar la independencia de la hermana república, el 28 de julio de 1821, y su proclamación como Protector pocos días más tarde, el 3 de agosto.
Podría haber entrado a sangre y f