Francisco Majadas se levantó este domingo a las seis de la mañana. Vio el panorama. La noche anterior habían desalojado a los vecinos de Rebollar. Se temió lo peor. Hervás, donde reside, no está muy lejos. No lo dudó. Ya sabía lo que es el fuego y lo que supone un incendio. Se vistió rápidamente y subió a su parcela. Quería poner a salvo a su yegua. No fue el único, otros amigos y familiares hacían lo mismo con sus animales los alejaban del peligro.
Horas después a vecinos suyos, de parcelas colindantes, los habían desalojados por la proximidad del 'descontrolado' incendio de Jarilla y la población de Hervás estaba confinada. "Esto es tremendo y lo que más nos preocupa es la noche, a esas horas no se puede subir al monte, es peligroso atacar a las llamas", comenta la tarde de este d