Comprar una casa es uno de los sueños más comunes para millones de personas en América Latina, pero para quienes perciben un salario mínimo, esa ilusión suele convertirse en una meta casi inalcanzable. A lo largo de la región, las desigualdades salariales, los altos costos del mercado inmobiliario y la falta de acceso a crédito hipotecario hacen que la posibilidad de adquirir una vivienda propia se aleje cada vez más para los trabajadores con ingresos más bajos.
Aunque el haber mínimo varía entre países, en casi ninguno alcanza ni siquiera para cubrir los gastos mensuales. En ese marco, el anhelo de la vivienda propia se torna prácticamente inalcanzable para una buena parte de la sociedad. Un estudio de la Universidad Torcuato Di Tella echó luz sobre el asunto y elaboró un ranking que mue