Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.

La primera vez que tomé un testimonio para un proyecto de documentación de las violaciones de derechos humanos en el Sahara Occidental, en 2011, ese trabajo no tenía el nombre que luego quiso tomar: el Oasis de la Memoria. Y, sin embargo, desde ese primer instante, la memoria fue un lugar del que beber. Estábamos en Extremadura, y Brahim Sabbar era un exiliado saharaui a quien iba a entrevistar. Era el primer testimonio de un largo proceso de escucha, en el que íbamos a descubrir tantas cosas que andaban ocultas, no en el olvido, sino en el silencio.

Brahim era el secretario general de la asociación de víctimas (Asvdh) y él mismo había sido desaparecido forzadamente por el régimen marroquí en 1

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