Febril la mirada, por Fernando Rodríguez

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Si partimos del principio de que el gobierno que nos desgobierna nada tiene ya de izquierda o progresismo –pregúntele a Fedecámaras o al mismísimo Ministro de Economía y Finanza- y por deducción simple tampoco los partidos y personajes de la oposición que le hacen la corte, diversos matices del llamado alacranismo, de los más recatados a los más arrobados.

Y si igualmente la oposición más opositora y perseguida cruelmente, a la sombra de María Corina, pareciera en su casi totalidad –el casi por excesiva prudencia– son neoliberales a ultranza y de todo corazón pudiese concluirse que posiblemente vivimos en uno de los países más conservadores del continente y del planeta mismo, salvo las tiranías sin un solo matiz –las h

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