Las ilusiones de los hinchas de Gimnasia, que fueron al Bosque en una tarde gris motivados por las dos victorias consecutivas, chocaron con la realidad: en un nivel tan parejo, el fútbol argentino no perdona errores y el equipo de Orfila jugó casi 20 minutos para el olvido en el inicio del segundo tiempo que transformaron la alegría por la ventaja parcial en un 2-1 que generó bronca y desilusión.

Sin embargo, la derrota no se explica solo por un mal momento dentro del partido, porque Gimnasia no jugó bien. Durante toda la tarde, Lanús se mostró más amigo de la pelota. El Lobo, dependiente desde hace años de lo que aportan sus externos, tuvo a Manuel Panaro apagado y la única acción de relieve de Jeremías Merlo terminó en el gol de Marcelo Torres que parecía presagiar una tarde distinta. S

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