Boca Juniors puso fin a una racha nefasta y vergonzante que lo marcó durante los últimos 12 encuentros. Ese triunfo 3 a 0 ante Independiente Rivadavia no solo sirve para sumar puntos y volver a la zona de Copas, sino que también representa un respiro emocional para un club que necesitaba recomponer lazos con su gente y pensar a futuro con optimismo.
La victoria, aunque importante, no fue casualidad. El equipo de Miguel Ángel Russo mostró una evolución en su juego: un orden táctico más lógico, menos desacoples respecto al último partido ante Racing, Battaglia colaborando junto a Paredes, Palacios más activo y un equipo enfocado en mantener intensidad y disciplina defensiva. Aguirre tuvo quizá su mejor actuación desde su llegada, mientras que Paredes se soltó más y Palacios mostró arranques