El perdón como moneda de favor político no es reconciliación, es corrupción.
No solo impunidad: corrupción.
Hace unos días, se promulgó la Ley de amnistía que beneficia a miembros de las Fuerzas Armadas, la PNP y los Comités de Autodefensa por crímenes cometidos durante el conflicto armado interno entre 1980 y 2000. Estamos ante la amenaza del archivamiento de cientos de casos ya juzgados o en curso, incluidos aquellos por tortura, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, incluso de menores de edad, que ha sido ampliamente condenada por la comunidad internacional.
Esta decisión no es solo un escándalo jurídico. Es algo más profundo y corrosivo: es corrupción política disfrazada de reconciliación. Porque sí, cuando el poder se usa para proteger a los suyos y garantizar impu