Hollywood y las telenovelas lo han retratado hasta el cansancio: una persona planifica su huida, deja algunas cartas a familiares y amigos o una nota en la heladera sostenida por el imán de una pizzería del barrio y se va, sin más preparativos. Sus allegados lo buscan, se entregan a las investigaciones, vagan por dependencias estatales, intentan entender el porqué de la repentina ausencia. ¿Hasta cuándo buscar a alguien que no desea ser encontrado?
Más allá de los matices y el tono con el que el cine cuenta estas historias, la falta de una persona durante un tiempo prolongado ha merecido la atención de la ley. ¿Cómo saber si está vivo o no? ¿Qué sucede con sus bienes? ¿Se los queda el Estado?
En algunas situaciones excepcionales, la ley presume la muerte de una persona aunque no se h