Para cualquier viajero que llega a la capital larense, el Terminal de Pasajeros de Barquisimeto debería ser la puerta de entrada, un reflejo del dinamismo de la región. Sin embargo, la realidad que se encuentra hoy dista mucho de esa imagen. A simple vista, y con solo caminar unos pocos pasos, el panorama es claro: un lugar que parece haber sido olvidado por el tiempo y el mantenimiento.

La estructura, que en su momento fue uno de los puntos neurálgicos del centro-occidente del país, hoy muestra un evidente deterioro. El techo es un buen ejemplo; despojado de su cielo raso, revela una vista cruda y sin adornos. Este detalle, aunque pueda parecer menor, es lo primero que notan tanto los residentes como los turistas que por aquí transitan.

Alejandra Yépez, una usuaria habitual, no duda

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