Desarmar la mirada, desarmar la palabra y desarmar el corazón se traduce, en definitiva, en enseñar a amar y enseñar con amor. Si Dios es amor y nos hizo a su imagen y semejanza, somos seres para amar. El sentido de la vida es el amor..

Para posibilitar el reencuentro, el diálogo productivo y la negociación sincera orientada a buscar y encontrar salidas eficaces a esta demasiada larga crisis que sigue ocasionando tanto sufrimiento, desesperanza y muerte, necesitamos aprender a no agredir y desarmar el corazón, la palabra y la mirada.

La agresión es signo de debilidad moral e intelectual y la violencia es la más triste e inhumana ausencia de pensamiento. La violencia deshumaniza al que la práctica y desata una lógica de violencia siempre mayor. Quien insulta, hiere, ofende, amenaza o mata

See Full Page