Son las 06:10 de la mañana de un martes cualquiera cuando suena el metal rompiéndose en Villa de Vallecas. La farmacia de Rosalía Gonzalo, que lleva 32 años trabajando en el barrio, sufre un robo con fuerza . Los delincuentes intentan forzar la entrada usando herramientas contra los cierres metálicos, aunque no consiguen acceder. Dos horas después, Rosalía recibe la llamada : "Han intentado entrar otra vez".
Pero la cosa no acaba ahí. Veinte minutos después del primer intento, en Santa Eugenia, Noemí no tiene tanta suerte. Los mismos delincuentes sí logran romper su cierre y entrar en la farmacia. En las grabaciones de seguridad se les oye hablar : "Susana, Oscar, aquí no hay cajas. Vámonos". Al no encontrar efectivo, abandonan el local rápidamente.
Los dos casos son robos con