Históricamente no sería la primera vez que EEUU utiliza la doctrina de la intervención limitada bajo la figura de narco-amenaza para ponerle punto final a regímenes autoritarios y fallidos. Ocurrió en Panamá en 1989 con la captura de Manuel Antonio Noriega. Hoy el régimen de Caracas encarna una figura similar: un hombre acusado de narcoterrorismo, sancionado, aislado, pero con poder interno sostenido en las armas, el petróleo y el oro.
La gran pregunta es si el segundo mandato del Presidente Trump reactivaría esta agenda y llevaría a Venezuela a un punto de quiebre político, donde la presión internacional—militar, judicial y financiera— obligue a una transición o a un colapso negociado.
En otro sentido se ha emprendido una injusta disputa judicial por CITGO. Un activo Venezolano valorado