El movimiento de cruceros sigue siendo uno de los motores turísticos de Barcelona, incluyendo paradas en al Mediterráneo. A primera hora de la mañana de uno de estos días, una nueva embarcación atracó en el puerto de la capital catalana: el Wind Surf , un velero-crucero de la compañía Windstar que, con sus 188 metros de eslora y alrededor de 300 pasajeros a bordo, ofrece una estampa muy distinta a la de los grandes buques que suelen concentrar a miles de viajeros.

En contraste con la imagen habitual de terminales repletas y desembarcos multitudinarios, la llegada de este barco fue tranquila y sin aglomeraciones. Aun así, los visitantes se suman a la intensa actividad del enclave barcelonés, que cerró 2024 con más de 3,6 millones de movimientos de pasajeros , una cifra que lo consoli

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