La cultura digital nos ha convertido en expertos del gesto más simple, deslizar con el dedo. El swipe ya no es solo un movimiento en pantalla, sino una lógica que define cómo nos relacionamos con el entretenimiento, el consumo y hasta con nosotros mismos. Lo usamos para ligar, para pasar de vídeo en vídeo, para saltar canciones en Spotify y hasta para decidir qué comprar. Pero ¿cómo llegamos hasta aquí y qué implica para el ocio digital de ahora?
El origen de un gesto
El swipe empezó a popularizarse con aplicaciones de citas como Tinder, donde deslizar a un lado significaba rechazo y al otro, interés. Era un gesto inmediato, instintivo, casi tan básico como una expresión facial. Pronto, la industria tecnológica entendió que este pequeño movimiento podía convertirse en la llave pa