En las tierras altas de Nariño, donde la frontera no solo separa países, sino que también une culturas y fortalece identidades, nacen historias que desbordan los mapas. Una de ellas es la de Jesús Molina Muñoz, un ipialeño que, con disciplina silenciosa y pasión inquebrantable, ha trazado un camino académico y profesional que hoy cruza fronteras y deja huella en el mundo del conocimiento.
Desde sus primeros años en la Universidad Nacional, donde estudió Economía, Jesús mostró una vocación por el estudio que parecía no tener techo. Lo suyo no era simplemente aprender, sino comprender profundamente, cuestionar, construir. Así fue tejiendo una carrera que incluiría tres maestrías en Finanzas, Administración y Ciencia de Datos y dos doctorados, uno en Colombia y otro en España. Oxford, con un