Si alguna vez miraste tu placard y sentiste que todas tus prendas parecían iguales, mezclar texturas puede ser el truco que estabas buscando para renovar tu estilo. No se trata solo de combinar colores, sino de jugar con distintos materiales que aporten profundidad, movimiento y carácter a cada look.

Por ejemplo, un sweater de lana gruesa junto con una falda de satén genera un contraste visual inmediato: lo rústico del tejido se suaviza con el brillo de la tela, y el conjunto pasa de ser cotidiano a llamativo sin esfuerzo. Lo mismo sucede al combinar cuero con algodón o terciopelo con denim; cada pieza aporta un punto de interés distinto, evitando que el outfit se vea plano o monótono.

El secreto está en el equilibrio. No hace falta saturar el look con demasiadas texturas d

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