A veces, para entender a la Argentina, hay que dejar de mirar el Congreso y empezar a mirar el fondo del mar. Ahí apareció ella: la estrella culona del Conicet, que con una sola transmisión en vivo logró lo que ningún político consigue desde hace años: que tres de cada cuatro argentinos la vieran y que casi siete de cada diez la aplaudieran, según un trabajo de la consultora Zuban Córdoba. Sin prometer nada, sin dar conferencias, sin echarle la culpa a la gestión anterior. Un escándalo. Si la “estrella” fuera candidata, en el debate le alcanzaría con quedarse callada para ganar por KO técnico. La expedición científica que la descubrió fue un festival de autoestima nacional: mientras los recortes de presupuesto apretaban, los científicos del Conicet lograron que millones estuvieran pendient

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