Iga Swiatek, tras alzar el trofeo en Cincinnati, se embarcó en un viaje relámpago a Nueva York. Un vuelo privado, un cambio de escenario radical y apenas tres horas de sueño precedieron su debut en el US Open de dobles mixtos junto a Casper Ruud. La presión era inmensa: el prestigioso torneo, la nueva modalidad y el escaso tiempo de descanso.
La polaca, número dos del mundo, superó las expectativas. Su desempeño en la cancha, junto a Ruud, fue asombroso. No solo jugaron, sino que avanzaron a cuartos de final, asegurando un jugoso premio. "Fue un cambio de ritmo emocionante, una forma de evitar la complacencia tras la victoria," explicó Swiatek, reflejando la adrenalina del martes.
La logística fue una operación milimétrica:
El despegue del avión privado se produjo apenas 90 minutos de

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