A medida que pasan las semanas, la popularidad de Trump va descendiendo al mismo ritmo que insiste en sus disparatadas políticas tanto domésticas como internacionales.
Las últimas encuestas reveladas en EE. UU. dan cuenta que ya en este momento son más numerosos quienes están en contra suya que quienes están a favor.
Y lo que es más inquietante para el huésped de la Casa Blanca: su núcleo fuerte republicano -hasta ahora sólido como una roca- se le ha empezado a erodar. Su renuencia a que se divulguen los archivos de sus relaciones con Epstein está jugando un papel demoledor.
Pero acaso donde le esperan peores resultados en el futuro a Trump es el campo de los “hermosos aranceles” que es su caballo de combate predilecto. Y que cada vez utiliza como arma arrojadiza para propósitos diferen