En los campos de Palisade, donde crecen los duraznos y cerezas que nos llenan de orgullo cada verano, también florecen historias humanas que pocas veces se cuentan. Este agosto, durante el Festival del Durazno, invitamos a la comunidad a conocer una parte vital de nuestra región: las vidas, voces y cuerpos de quienes trabajan la tierra.
A través de un trabajo cercano con jornaleros agrícolas migrantes con visa H2A, en su mayoría provenientes de México, surgió una profunda reflexión sobre lo que realmente significa la cosecha. Más allá de la fruta, hay hombres y mujeres que dejan a sus familias por meses, que madrugan con el sol y que enfrentan calor, cansancio y distancia para que la temporada sea posible.
Durante la investigación realizada en campo, observando, conviviendo y escuchando