La Segunda Guerra Mundial terminó oficialmente en 1945, pero para el soldado Hiroo Onoda la guerra nunca terminó. Destacado como un oficial de inteligencia del ejército japonés, Onoda fue enviado a la selva de Luzón, en Filipinas, con la misión de realizar operaciones de guerrilla y sabotaje.

Su instrucción era clara: no rendirse bajo ninguna circunstancia, sin importar lo que ocurriera en Japón. Fue así que se encargó de sobrevivir en medio de la selva durante 29 años para volver a su país luego de que la guerra fuera ganada.

Resistió aislado en una selva y esperando instrucciones 29 años: no sabía que la guerra había terminado

Cuando Japón se rindió y la guerra llegó a su fin, Onoda no creyó que fuera cierto. Mensajes de radio, panfletos y avisos que anunciaban el fi

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