Hace unos días, la encuesta de 2024 de FINRA reveló que el 26 % de los estadounidenses admiten gastar más de lo que ganan, un porcentaje que había sido apenas del 18–20 % apenas unos años atrás. Al mismo tiempo, el estrés financiero se ha intensificado: el 63 % de los encuestados declara sentir ansiedad por sus finanzas, y el 35 % afirma que probablemente no podría cubrir un gasto imprevisto de 2 000 USD. Estos datos no son solo cifras aisladas: son reflejos de vidas donde cada peso cuenta, donde la tranquilidad financiera ya no es privilegio sino excepción, incluso entre aquellos que parecen ir bien.
No es la primera vez que la historia económica nos recuerda la estrecha línea que dibuja la estabilidad desde la fragilidad. Durante los años setenta, en un clima de inflación acelerada, mu