Los migrantes que llegan en barcos desde Francia y piden asilo político en Gran Bretaña se han convertido en una obsesión británica . Una xenofobia alimentada por el miedo, agitado por el populista Nigel Farage y Reform, su nuevo partido. El cuestionamiento es su alojamiento en hoteles, donde la población cree que sus hijas corren riesgos ante su presencia.
Los planes de asilo del primer ministro británico Keir Starmer se han visto sumergidos en el caos, tras un fallo del Tribunal Supremo que impidió el alojamiento de solicitantes de asilo en un hotel de Essex.
El consejo del distrito de Epping Forest recibió el martes una orden judicial provisional para impedir el alojamiento de solicitantes de asilo en el hotel The Bell, tras las continuas protestas contra los migrantes en la zon