La decisión del Departamento de Estado de Estados Unidos de revocar más de 6.000 visas de estudiantes extranjeros ha encendido las alarmas en el ámbito académico y diplomático. La medida, anunciada oficialmente esta semana, forma parte de una política de controles cada vez más estrictos impulsada por la administración Trump, que ya había endurecido la entrega de visas y la vigilancia sobre los solicitantes.

Según funcionarios del gobierno, dos tercios de estas revocaciones se deben a violaciones de la ley estadounidense -que van desde agresiones y conducción bajo los efectos del alcohol hasta robos-, mientras que entre 200 y 300 casos están vinculados a acusaciones de “apoyo al terrorismo” bajo el estatuto federal INA 3B, cuya definición es amplia e incluye cualquier acto que pueda po

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