Las contraseñas pueden comenzar a dar un paso al lado. Y es que las passkeys son cada vez más habituales. Se trata de unmétodo de autenticación digital que busca aportar más seguridad. Se basan en un sistema de claves criptográficas, que se almacenan en el dispositivo del usuario, y que funcionan en conjunto con datos biométricos como la huella dactilar o el reconocimiento facial. La gran diferencia es que no hay nada que recordar ni escribir, lo que reduce errores y, sobre todo, los intentos de robo de credenciales.

Por qué las contraseñas ya no son seguras

El problema de las contraseñas es que dependen de la memoria humana y de la costumbre de repetirlas en distintos servicios. Eso hace que millones de cuentas queden expuestas a filtraciones masivas, ataques de fuerza bruta o sencillamente a que alguien adivine una clave demasiado simple. Ni siquiera la autenticación en dos pasos ha conseguido frenar del todo los riesgos, porque los ciberdelincuentes han perfeccionado técnicas de phishing para engañar a los usuarios.

Cómo funcionan las passkeys

En lugar de escribir un conjunto de letras y números, con las passkeys basta con usar la huella, el rostro o un PIN local para acceder a la aplicación o al servicio. El sistema utiliza un par de claves: una pública, guardada por el servicio en la nube, y otra privada, que nunca sale del dispositivo del usuario. De este modo, aunque un atacante lograra acceder a los servidores de la empresa, no tendría manera de entrar en las cuentas personales.

Contraseña

Apple o Google ya apuestan por ellas

Los grandes gigantes tecnológicos ya han adoptado las passkeys en sus ecosistemas. Apple permite iniciar sesión en iCloud y en apps con Face ID o Touch ID. Google ofrece la opción de usarlas en Gmail y otros servicios, mientras que Microsoft también lo ha integrado en Windows. El objetivo es que, en pocos años, millones de usuarios ni siquiera necesiten escribir una contraseña para entrar en sus cuentas más importantes.

El futuro sin contraseñas está cerca

Aunque todavía conviviremos un tiempo con ambos sistemas, cada vez más servicios online activan las passkeys como alternativa. Esto significa que los usuarios podremos disfrutar de más comodidad y una seguridad reforzada sin esfuerzo extra. El reto será convencer a quienes aún desconfían de lo biométrico o a los que se resisten al cambio. Pero todo apunta a que las contraseñas tienen fecha de caducidad y que las passkeys marcarán la nueva era de la seguridad digital.