Los carteles de helados de nuestra infancia parecían minuciosamente diseñados para ilusionarnos al primer vistazo: combinaciones imposibles de colores, formas y sabores que distan bastante ... de lo que podemos encontrar hoy en día en los kioscos. Sí, el mítico Frigopie (un cremoso helado de fresa a imitación de esa parte de la anatomía humana) sigue entre nosotros, pero se trata prácticamente de la excepción que confirma la regla. Su primo Frigodedo, por ejemplo, desapareció del mundo aunque siga firme y siempre frío en la memoria de los niños de entonces.
Una de las referencias más curiosas en el catálogo de Frigo, allá por 1992, fue la versión comestible de Cobi. La mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona se convirtió en un helado de fresa, nata y chocolate que, una vez desenvu