El hallazgo del cuerpo sin vida de un joven de 34 años con parálisis cerebral en una vivienda de Elche no solo ha puesto en marcha una investigación policial sobre posibles negligencias, sino que también ha destapado un drama más profundo: la fragilidad del sistema de cuidados de personas en situación de dependencia y la proliferación de redes informales, cuando no clandestinas, que intentan suplir las carencias de los servicios públicos.
La intervención de la Policía Local de Elche y del Cuerpo de la Policía de la Generalitat descubrió que, en ese domicilio unifamiliar, varias personas con discapacidad intelectual, síndrome de Down, autismo y otras enfermedades neurológicas vivían en condiciones indignas . Las estancias mostraban deficiencias higiénico-sanitarias alarmantes, con suci