Después de dos meses sin deberes ni actividades extraescolares, con horarios más flexibles y más tiempo de ocio, la vuelta a la rutina , con los madrugones y, por tanto, la necesidad de cenar y acostarse también antes, puede resultar duro para muchos pequeños . A pesar de que los expertos reconocen que los niños tienen una gran capacidad de adaptación, recomiendan ir preparando de forma gradual la nueva incorporación a la vida escolar para procurar que este tiempo de adaptación sea lo más breve y llevadera posible.
Según Alba Fernández, psicóloga educativa, el periodo de adaptación suele durar entre dos y seis semanas . "Esto dependerá de la idiosincrasia del niño, su etapa evolutiva y el número de cambios a los que se enfrente. No es lo mismo si está en la guardería, en educación