Por

Claudio Scaletta

El gobierno de Javier Milei siempre fue la expresión de los anhelos más profundos del gran capital. Para la plutocracia que gobierna Occidente escuchar que un gobernante se considera a sí mismo “el topo que vino a destruir el Estado por dentro” y que afirma que “la justicia social es una aberración” no es solo música melodiosa, sino la expresión desbocada de sus deseos inconscientes más profundos, un sueño vuelto realidad. La lucha ideológica es permanente. Las burguesías del resto de la región anhelan encontrar a sus propios Mileis, mientras la gran prensa de los países centrales intenta, cada vez con menos eficacia, seguir vendiendo un presunto “milagro argentino”. El objetivo, nada oculto, es seguir gritando hacia el interior de sus fronteras que “el ultracapitali

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