La UE no atraviesa su mejor momento y lo más grave es que la erosión reputacional está inflamando a las fuerzas ultraderechistas. Podía parecer que la segunda fase presidencial de Donald Trump, en la que ha ido al choque en asuntos como los aranceles, los presupuestos de defensa y la pasada semana la guerra de Ucrania, pondría en aprietos a las formaciones extremistas por sus vínculos con el presidente republicano. Pero está ocurriendo lo contrario.
La sumisión con la que los políticos europeos, en particular Mark Rutte y Ursula Von der Leyen, se han doblegado a los designios del mandatario estadounidense ha reforzado el mensajes con el que estas fuerzas denigran a la UE, a sus ojos una organización disolvente de las identidades y los intereses nacionales. Esta erosión está haciendo mell