La brutalidad desatada en Avellaneda durante el partido de Copa Sudamericana entre Independiente y la Universidad de Chile lamentablemente, no es un hecho aislado. Los disturbios, los heridos y finalmente, la suspensión del encuentro dejaron en evidencia un problema que viene de arrastre y que el club no logra controlar.
La barra de Independiente , conocida como Los Diablos Rojos , acumula décadas de internas sangrientas, peleas por el negocio de las tribunas y vínculos oscuros con la política y el delito. Cada episodio parece abrir una nueva herida en la historia reciente del club.
En los enfrentamientos se repiten nombres, facciones y métodos que ya son parte de un patrón : corridas, golpes, tiroteos y hasta muertes. La cronología de incidentes es extensa y muestra cómo la