Por: Catherine Pearson

Me gusta hablar con mi marido de muchas cosas, pero el dinero no es una de ellas. La mayoría de nuestras conversaciones sobre gastos son más o menos así: nos lamentamos del saldo de nuestras tarjetas de crédito. Nos quejamos de los costos del cuidado de los niños. Luego nos retiramos hasta que llega la siguiente factura o la temporada de impuestos arroja una luz brillante e implacable sobre nuestras finanzas, como está ocurriendo ahora.

“Es muy difícil sentirse cómodo iniciando estas conversaciones”, dijo Jillian Knight, terapeuta matrimonial y familiar licenciada, quien se especializa en terapia financiera, que combina el asesoramiento financiero con el apoyo psicológico. “Porque muchas veces, la gente tiene la creencia de que no se debe hablar de dinero o de q

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