Un color más oscuro o intenso de lo habitual. Un aroma que no reconoces, quizás con alguna de las notas que lo componen más exacerbada que otra. Si tu perfume ya no es tu perfume, si crees que te lo han cambiado por otro después de un tiempo sin usarlo, igual es que, lamentamos decirte, no lo tenías guardado donde (ni cómo) debías.

Porque mucho hablamos de que si que los perfumes cítricos y frescos son para el verano, o de si hay aromas que te hacen parecer mayor, o buscamos cual Indiana Jones el Santo Grial cómo conseguir que la fragancia que vaporizamos por la mañana nos dure toooodo el día... Pero menos se habla de cómo y dónde hay que conservar un perfume para que su olor sea siempre el mismo, desde la primera vez que pulsamos el spray hasta la última gota que intentam

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