Tras los graves incidentes ocurridos en el partido de la Copa Sudamericana entre Independiente y la Universidad de Chile, el presidente chileno, Gabriel Boric, instruyó al ministro del Interior, Álvaro Elizalde, viajar a Buenos Aires para acompañar a los heridos y supervisar la situación de los detenidos.
El mandatario calificó los hechos de “inaceptable linchamiento de chilenos” y subrayó que “la violencia no tiene ninguna justificación, de ningún lado”, asegurando que se protegerán los derechos de los ciudadanos afectados mientras la justicia determina responsabilidades.
Los incidentes se produjeron en la Tribuna Sur Alta del estadio Libertadores de América-Ricardo Bochini, donde hinchas visitantes protagonizaron actos vandálicos: rompieron baños, butacas y utilizaron palos y botellas