En los siete primeros meses de la segunda presidencia de Donald Trump ha quedado de manifiesto que muchas cosas no son cómo la primera vez que estuvo en el Despacho Oval. El líder de Estados Unidos exuda mucha más confianza en sí mismo y más indiferencia a las opiniones de otros que en aquel primer mandato; se muestra igual de volátil pero también acumula mucho más poder . Esos cambios y el vigor del personalismo del régimen de Trump están transformando la forma en que líderes mundiales y empresariales y sus propios asesores lidian con el republicano y alterando los mecanismos tradicionales de la política.

Frente al sistema de reglas o basado en méritos, cada vez es más obvio que el método que funciona para tratar de llegar hasta Trump, intentar influenciarle o al menos te

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