En la Argentina, lo llaman “la casta”. En otros países de cultura occidental, quienes se creen manipulados por grupos que privilegian sus propios intereses sin preocuparse en absoluto por aquellos de los demás, hablan despectivamente de “las elites”. Oponérseles está de moda, pero si bien algunos políticos como Donald Trump y, desde luego, nuestro Javier Milei, han sabido aprovechar el malestar generado por la sensación de impotencia que comparten sectores cada vez más amplios de la sociedad, muchos otros siguen repitiendo las promesas de siempre con la esperanza de que por lo menos algunos las tomen en serio y rezan para que fracasen los gobiernos formados por quienes ven como intrusos y que todo vuelva a ser como era antes.

Se engañan. Aun cuando los experimentos, por llamarlos así, c

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