A finales de enero de 1969, seis meses antes de que el hombre llegara a la Luna, el astrofísico venezolano Héctor Rafael Rojas reveló en Caracas los detalles técnicos del histórico alunizaje del Apolo 11. Venezuela conoció así, con asombrosa anticipación, la hazaña más grande del siglo XX.

Era miércoles 29 de enero. En una sala de prensa caraqueña colmada de periodistas, la expectación era casi eléctrica. El hombre que tomaría la palabra era menudo, de traje oscuro, mirada intensa y acento venezolano marcado.

Ajustó sus lentes con parsimonia, se aclaró la voz y soltó una frase que haría contener la respiración a más de uno: “En julio de este año, el hombre pisará la superficie lunar. No es especulación, es certeza matemática”.

Con voz pausada, Rojas explicó coordenadas, inclinaciones de

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