Barcelona "Los mejores veranos de mi vida fueron hasta los 18 años", recuerda Rafa Peña, copropietario del restaurante Gresca y el bar Torpedo. Hasta entonces estaba prácticamente todo el verano, desde finales de junio y hasta septiembre, en el camping en Camprodon, donde siempre tenían instalada la caravana. Iban todo el año, pero el verano era el momento álgido. "Éramos una veintena de niños, después adolescentes, medio salvajes, que nos lo pasábamos en grande, todo el día jugando".

A partir de la mayoría de edad, el padre le advirtió de que no le daría ni un duro. Éste fue el punto de inflexión para empezar a trabajar, sobre todo en verano, en un oficio como el de la restauración, especialmente intenso en los meses de vacaciones.

Después de los veranos en Camprodon, da un salto en el

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