La noche del partido entre Independiente y Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana quedará en la historia por ser una de las más violentas de los últimos años. Un duelo lleno de irregularidades de organización, donde todo el mundo de fútbol espera que haya responsables para que no vuelva a suceder. Mientras los equipos se desligan de la culpa y la Conmebol brilla por su ausencia, el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires informó la suspensión de la cancha del Rojo.

Las consecuencias de la noche oscura en Avellaneda continuarán por varios meses. Mientras los dirigentes de Independiente se encuentran en Paraguay en busca de reclamar los puntos, en Buenos Aires siguen las investigaciones y el Estadio Libertadores de América será clausurado y

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