La fiesta litúrgica de María Reina fue instituida por el Papa Pío XII el 11 de octubre de 1954, año en que se celebraron los 100 años de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.
Durante la ceremonia, el papa Pío XII afirmó que la Virgen, por ser Madre de Dios, asociada íntimamente a la obra redentora de Cristo y modelo de santidad, merecía ser honrada como Reina del Cielo y de la Tierra.
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Originalmente, la fiesta se celebraba el 31 de mayo, pero el Papa Pablo VI trasladó la celebración religiosa al 22 de agosto, exactamente ocho días después de la solemnidad de la Asunción de María para resaltar la unión entre ambos misterios.
Esta fiesta litúrgica de origen católico busca reconocer a María como Reina y madre que intercede con amor por sus hijos