Por CALEIGH WELLS Associated Press
Marissa Loewen comenzó a usar inteligencia artificial en 2014 como una herramienta de gestión de proyectos. Ella tiene autismo y TDAH y dijo que le ayudó enormemente a organizar sus pensamientos.
«Tratamos de usarla conscientemente porque nos damos cuenta de que hay un impacto en el medio ambiente», manifestó.
Su uso personal de la IA ya no es único. Ahora es una función en los teléfonos inteligentes, motores de búsqueda, procesadores de texto y servicios de correo electrónico. Cada vez que alguien usa la IA, se consume energía, a menudo generada por combustibles fósiles. Eso libera gases de efecto invernadero a la atmósfera y contribuye al cambio climático.
Y es cada vez más difícil vivir sin ella.
El costo climático
La IA se alimenta en gran medid