Jaime Goyes Andrade
“Cierto día un perro, ya viejo, salió a cazar mariposas. Después de un rato de estar en ello, se dio cuenta de que se había perdido. Dio vueltas y vueltas tratando de hallar el camino pero no lo encontró.
De repente, vio que un joven leopardo corría en su dirección con la visible intención de pegarse un buen almuerzo. El viejo perro se dijo: ¡Oh. Ahora sí que estoy perdido!
Viendo alrededor suyo algunos huesos, se puso rápidamente a roerlos, dando la espalda al leopardo que se aproximaba cada vez más.
Cuando éste estaba a punto de abalanzarse sobre él, el viejo perro exclamó en voz alta:
‘Bien, este leopardo estaba realmente delicioso. Me pregunto si habrá otros por aquí’.
Al escuchar eso, el leopardo interrumpió su ataque, miró al perro con miedo y sigilosamente