Fue un niño feliz de Bahía Blanca, que creció haciendo deporte con sus amigos en un típico club del interior, tan típico como su familia: papá, mamá, cuatro hijos. Y fue un niño con sueños de artista, que con ocho años se animó a participar -y brillar- en Si lo sabe, cante , aquel mítico programa de Roberto Galán que recorría el país. Fue después un precoz cantante de tango, con orquesta propia. Pero Glodier Biedma fue además un adolescente con inquietudes e inseguridades , con un mundo interior rico y profundo pero desconocido, tanto como aquel que intuía más allá de los límites de su ciudad.
Y entonces partió, para explorar y explorarse: a Mar del Plata primero, a Buenos Aires más tarde. Mientras más lejos iba, más se sumergía en las profundidades de su propio descubrir. En su verda